Textos Permeables | Carta de Clara Boj
Estimadas mediadoras, agentes culturales, artistas, compañeras de PERMEA pasadas y futuras:
Os escribo poco después de finalizada la cuarta edición de PERMEA, en el entreacto que separa el tiempo transcurrido desde que iniciamos este programa experimental y el tiempo por venir, las futuras ediciones en las que las ideas que atraviesan este master tomaran nuevas formas, nutriéndose de ideas, cuerpos y prácticas que quizá aún no conocemos. En el entreacto que también parece pausar por un tiempo la pandemia del covid-19 y nos conecta de nuevo, si acaso lo habíamos olvidado, con otras crisis políticas, sanitarias y sociales de emergencia mundial.
Me sumo con esta carta a un proceso que iniciamos en marzo de 2020 cuando desde el confinamiento más estricto buscábamos fórmulas para seguir juntas y continuar creando un lugar común desde el que explorar y pensar en torno a la mediación, las prácticas artísticas y las instituciones culturales. La urgencia de aquellos días nos desplazó desde nuestro espacio en el Centre del Carme hacia el espacio digital del aula virtual y nos forzó, con incertidumbre y miedo, a crear y sostener una nueva forma de estar juntas, extensión del cuerpo colectivo que desde el inicio de curso habíamos comenzado a crear. En paralelo a zooms, clases y reuniones virtuales comenzamos un intercambio epistolar con algunos de los agentes que acompañan los procesos de PERMEA bien a través de su presencia en el aula, bien a través de sus textos o de su participación puntual en alguna actividad.
Así recibimos cartas de Luis Camnitzer, Mónica Hoff, Gabriel Pérez Barreiro, Yoeri Meessen y Carmen Mörsch, buscando en la escritura y la correspondencia un espacio humano y cómplice desde el que urdir ideas, afectos, teorías y vínculos con los que pensar y hacer la mediación. De esta manera compusimos un formato híbrido en el que las preguntas, dudas o ideas compartidas a través de las cartas iniciaban procesos personales de reflexión e investigación que continuaban más tarde de forma colectiva en encuentros virtuales, otorgando un sentido propio y personal al hecho de estar conectados.
Dos años después, ahora que nuestros cuerpos vuelven a habitar las aulas y el miedo parece desvanecerse entre las vacunas y el olvido publicamos algunas de estas cartas para abrirlas a nuevos intercambios y compartir con vosotras, sus potenciales lectoras, las ideas y preguntas que modelan y transforman el programa de PERMEA desde su concepción fluida y experimental.
Diseñar un programa formativo universitario implica seleccionar y definir qué saberes son fundamentales y cuales prescindibles en la configuración de un itinerario de aprendizaje.
Diseñar un programa formativo universitario es siempre una proyección a futuro no exenta de dificultad e incertidumbre ya que implica seleccionar y definir qué saberes son fundamentales y cuales prescindibles en la configuración de un itinerario de aprendizaje que facilite a las personas que lo cursan conocimientos, estrategias y formas de hacer valiosas para el desarrollo futuro de una profesión, una investigación o una formación posterior más especializada. Este itinerario ha de ajustarse además a una duración concreta, unos límites temporales establecidos en horas, cursos o créditos, lo que dificulta aun más el proceso de selección de contenidos, su organización en materias o asignaturas y su gestión temporal.
Qué se aprende, en cuanto a tiempo y en qué orden, son las grandes cuestiones que, grosso modo, dan forma al diseño del currículo de cualquier programa formativo de grado o máster. Y son también las pistas que permiten leer, en clave inversa, cual es el relato del conocimiento que un programa de formación construye, no solamente a través de las materias que se imparten y su papel central o marginal en el currículo, sino también a partir de los saberes que quedan en la periferia, relegados a momentos marginales o completamente ausentes.
En este marco la concepción inicial de PERMEA, emprendida como conversación expandida entre varios agentes, nos condujo a un intenso proceso de reflexión articulado a partir de una serie de cuestiones previas que interrogaban tanto al objeto mismo del programa en términos disciplinares, la mediación a través del arte, como a la propia idea de currículo en el marco de la universidad contemporánea y también, y muy especialmente, al imaginario de futuro sobre el que pretendíamos actuar.
¿Qué formación para qué mediación? ¿qué mediación para qué institución? ¿qué institución para qué futuro?
Estas preguntas germinales nos ayudaron en ese momento en la tarea de definir una posición propia desde la que enunciar un programa centrado en la mediación, un término complejo, ambiguo y polisémico bajo cuyo paraguas se adscriben actualmente abundantes y diversas prácticas en el ámbito de la cultura pero también en otros contextos. Si bien es cierto que estas prácticas en su conjunto comienzan a dibujar una nueva imagen para los procesos que en relación a los públicos suceden en los museos y centros de arte, cabe preguntarse si esa imagen responde verdaderamente a la articulación de un nuevo paradigma para las prácticas artísticas y culturales, sus modelos e instituciones o es tan solo un cambio de nomenclatura, el traje nuevo del emperador del campo del arte.
El potencial semiótico del término mediación, dada sus conexiones fluidas con “lo que esta entre” o lo intersticial ha propiciado múltiples aproximaciones y puestas en valor al abrigo del marco conceptual del denominado giro pedagógico de los museos y centros de arte y, muy especialmente, de la crisis de sus modelos institucionales, tanto a nivel económico como de valores. El malestar hacia las políticas culturales e institucionales centradas en el turismo, el espectáculo y el valor añadido de los objetos culturales cristalizó a partir del 15M en la aparición progresiva y tímida de nuevos modelos de participación política que en su vertiente cultural propician, o al menos lo intentan, proyectos y estructuras abiertas y porosas a la ciudadania, fomentando la dimensión pública de los museos y centros de arte desde su condición efectiva y no solamente simbólica o discursiva.
Desde que la palabra mediación comenzó a utilizarse en el territorio español su significación se ha ido construyendo con la suma de prácticas dispares.
Desde que la palabra mediación comenzó a utilizarse en los espacios del arte del territorio español, hace poco más de una década, su significación se ha ido construyendo con la suma de prácticas dispares procedentes tanto de ámbitos educativos como de gestión de públicos o curatoriales lo que ha provocado una notable expansión de su uso y ha dado pie al surgimiento de programas culturales específicos, a la emergencia de nuevas figuras profesionales e incluso al cambio de denominación de algunos departamentos del organigrama de las instituciones culturales.
Como si de un cajón de sastre se tratara, el vocablo mediación (adjetivado como artística o cultural) ha compuesto su significado a partir de todas las prácticas así autodenominadas que almacena, dando lugar a un espacio mestizo en formatos, estrategias, servicios y programas sin una clara organización o criterio que nos permita dilucidar una comprensión unívoca del término, más aún cuando estas prácticas no siempre responden de manera general a nuevos modelos conceptuales para las instituciones culturales sino que en algunos casos son meras transformaciones estéticas y de nomenclatura de las prácticas educativas o curatoriales existentes o pequeños cambios de formato en los artefactos expositivos y pedagógicos de los museos.
¿Qué claves pueden sernos útiles para entender la mediación y sus prácticas?
Ante la complejidad, disparidad y riqueza de estas propuestas:
¿Qué claves pueden sernos útiles para entender la mediación y sus prácticas?, ¿están las prácticas de mediación definidas por los formatos que adoptan?, ¿por los departamentos que las activan?, ¿por las personas a las que involucran?, ¿por las metodologías que emplean ?, o ¿por los saberes que convocan?
Para tratar de responder a algunas de estas preguntas se han desarrollado en los últimos años declaraciones tentativas que tratan de acotar y sujetar el término a praxis específicas, bien vinculándolo con todo lo que tiene que ver con lo pedagógico en los museos y centros de arte, bien ligándolo a lo curatorial como estrategia “entre” los objetos culturales y su sentido en el marco de las sociedades contemporáneas, bien enlazándolo con los programas públicos y su rol activo en la construcción de relatos abiertos a la ciudadanía.
Estas aproximaciones dialogan además con otras ordenaciones del término que se sirven de la autonomía como criterio para distinguir entre la mediación como servicio y la mediación como práctica cultural. En la primera categoría se engloban las acciones con públicos que se desarrollan de forma subalterna a otros dispositivos como obras artísticas y exposiciones y sujetas por tanto a los ritmos y flujos expositivos del museo. En la segunda categoría se agrupan aquellas actividades que operan libres de dependencias y con capacidad para expresarse bajo formas, tiempos y ritmos definidos en función de sus propias necesidades y por tanto desdibujadas como formato específico.
Aunque todas estas definiciones y las tipologías que derivan son útiles para la exploración del término, resultan insuficientes como catalizadores de una disciplina en desarrollo surgidas del deseo social de una nueva institucionalidad que desafíe las formas de producción cultural existentes y se construya a partir de la convivencia de saberes y cuerpos otros, dando cabida al conocimiento experto pero también al profano, marginal o disidente.
Conscientes del reducionismo que supone seleccionar, definir y acotar una significación única para una amalgama de experiencias tan diversa y en continua ebullición, desde PERMEA decidimos aproximarnos a este campo de estudio desde sus fines y no desde sus formas, entendiendo la mediación no como un conjunto de prácticas, actividades o servicios sino como una toma de posición firme y coherente en cuanto a lo que estas acciones representan y el potencial que movilizan como productoras de procesos de transformación institucional, participación ciudadana y construcción colectiva de sentido en el contexto de las sociedades contemporáneas y sus desafíos.
Concebimos por tanto nuestro programa desde una dimensión poliédrica que provoca un desplazamiento desde la mediación entendida como acción hacia la mediación entendida como posición y susceptible por tanto de participar, incidir y transformar todas las acciones que se dan en los espacios del arte y la cultura. Este enunciado provoca también resonancias en la propia concepción de PERMEA como programa formativo ya que no se enfoca en el aprendizaje de la mediación sino en su exploración, construcción y re-significación, amplificando su sentido político e impulsando la transición de las estructuras del arte desde la producción de objetos y discursos estancos hacia la creación de vínculos y la activación de encuentros y parentescos entre agentes, ideas, formas y afectos. Creando en definitiva un nuevo imaginario para las instituciones culturales comprometido con el presente como condición de posibilidad para un porvenir común.
| Aquesta publicació recull algunes de las cartes que diferents professionals van intercanviar amb els i les estudiants des de l’inici del confinament el març de 2020, així com una selecció de les accions i experiències pràctiques dutes a terme durant els últims dos anys.
Igual que el programa de PERMEA, aquesta publicació es construeix de manera fluïda i permeable amb les idees i esdeveniments que al voltant de les pràctiques artístiques, la mediació i les institucions culturals s’estan desenvolupant en altres contextos, per formar part d’una conversa expandida sobre els models culturals que vindran.
CONTINGUTS
Carta de Clara Boj + “Con postales y a lo loco”; Carta de Luis Camnitzer + “La Merienda” y “A la Fresca”; Carta de Gabriel Pérez Barreiro + “El Hueco”; Carta de Mónica Hoff + “Escuela del Garabato” y “Dansa i no génere”; Carta de Yoeri Meessen + “Laboratorio Experimental Periférico”; Carta d’Elena Sanmartín + “Voces que cuidan”; Carta de Nora Sternfeld + “¡Dadle las herramientas, ella sabrá qué hacer con ellas!”. |
PERMEA, Programa Experimental de Mediació i Educació a través de l’Art, és un programa formatiu del màster desenvolupat pel Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana amb la Universitat de València que actualment comença la seva 5ª edició. |
Sobre l’autora
Clara Boj és artista, investigadora cultural i docent a la Universitat Politècnica de València. Desenvolupa el seu treball en la confluència de sabers i pràctiques tant de la creació artística com de l’educació i la gestió cultural.Co-directora del màster PERMEA, Programa Experimental de Mediació i Educació a través de l’Art del Consorci de Museus de la Generalitat Valenciana (CMCV) i la Universitat de València (UV). Forma part del node mediador de la Red Planea a la Comunitat Valenciana i desenvolupa, des del 2004, el projecte de formació docent Transversalia. |
L’artista, investigadora cultural i docent Clara Boj dibuixa per a Polièdrica una cartografia d’iniciatives d’art i escola a la Comunitat Valenciana, compartint qüestions importants sobre les transformacions que aquests projectes plantegen en ambdós àmbits. |