21 junio, 2023
Artículo

Medir el impacto de la educación artística en las aulas. Propuesta de una herramienta con indicadores

Begoña Guzmán, Regina Guerra, Irene Intxausti y Estibaliz Aberasturi-Apraiz desglosan en este artículo los aspectos más relevantes de la publicación "Indicadores de evaluación de programas de educación artística y cultural para la transformación social. Educación primaria" (UNESCO Etxea, 2020), situando el contexto y el proceso de investigación que culminan en esta guía práctica.

La importancia de la educación artística en los procesos de aprendizaje y en la construcción de ciudadanía

 

Hablar de aprendizaje siempre resulta complejo ya que se trata de una acción que implica lo biológico, lo psíquico, lo sociocultural y lo experimental, es decir, el proceso de aprender es algo que ocurre en cada uno/a de nosotros/as, pero que está afectado por lo externo y resignificado a partir de la experiencia. En el libro ¿Cómo aprenden los docentes? (2020) se concluía que los docentes aprenden en una trama de relaciones en la que vinculan lo biográfico y lo corpóreo, además de lo cognitivo; que aprenden transitando desde el «afuera» hasta la vida diaria de la escuela. En particular, en las relaciones con los/las colegas y estudiantes. Es decir, aprenden en la vinculación que trazan con sus experiencias de vida de aprender (p.26).

 

Las prácticas artístico educativas se traducen en procesos de trabajo en los que se incluyen estrategias propias del ámbito artístico como un recurso pedagógico, con las que transformar los contextos y las relaciones que se construyen entre todos los actores que conviven en el aula. Un recurso que posibilita otras miradas y maneras de hacer, que permite al propio equipo docente repensar su práctica y a sí mismos. 

 

Vivimos en un mundo en constante cambio, del que tenemos la percepción de que se mueve con rapidez. Nos advierten que tenemos que estar preparados/as para un contexto de aprendizaje de incertidumbre y en constante movimiento. La educación artística nos ofrece otras maneras de mirar y representar la experiencia, para “ampliar nuestra concepción de las formas en que llegamos a conocer” (Eisner y Barone, 2012; p.6) y construir así una nueva visión de lo que puede llegar a la experiencia educativa y sus modos de hacer. Consideramos que este es un enfoque que puede poner en valor las capacidades expresivas para capturar las cualidades de la vida que impactan en lo que sabemos y cómo vivimos. Buscamos mostrar una nueva representación de lo que hacemos educativamente como si fuera por primera vez, a través de la utilización de los métodos artísticos.

 

Autores como Dennis Atkinson (2017) defienden una educación artística que desplaza, que permite colocar el foco de aprendizaje en lo inmanente y no en lo trascendente, que desobedece y permite el cambio social.

 

Sin embargo, no olvidamos las advertencias de la autora Sánchez de Serdio, A. (2017) cuando recuerda que: “Se identifica el arte y la cultura con la promoción social y económica (en ámbitos como las industrias culturales, el turismo cultural, etc.), dentro de un modelo de economía creativa propio del contexto neoliberal. Prueba de estas tendencias es el súbito interés que tienen organismos internacionales como UNESCO (UNESCO 2006)” (p.45).  Buscamos salir de esta instrumentalización del arte, en favor de un colectivo de artistas que tiene como objetivo buscar formas de relacionarse, organizativas y procesuales con mirada de cambio y vinculación ciudadana. 

 

Medir el impacto de la educación artística

La artista Eva Mena en la realización de un mural basado en la reflexión educativa compartida con la comunidad educativa y ciudadana.

 

 

Una de las prácticas artísticas y educativas desarrolladas en el curso 2020/21 junto a la comunidad de aprendizaje ARTikertuz de la UPV/EHU y la artista Eva Mena, fue la realización de un mural basado en la reflexión educativa compartida con la comunidad educativa y ciudadana. Pensamos que esta iniciativa, impulsada por UN Etxea con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y la Diputación Foral de Gipuzkoa, puede ser un pequeño ejemplo de este deseo por poner en valor las acciones en educación artística como una oportunidad de procesos de aprendizaje más relacionales y vinculados con preocupaciones que afectan a las personas. Este vídeo puede ser un paso en esta dirección.

 

 


La educación artística es una oportunidad para desarrollar aprendizajes más relacionales y vinculados con preocupaciones que afectan a las personas


 

 

 

UN Etxea, impulsora de la educación artística para la transformación social

 

UN Etxea inició su labor impulsora de la educación artística en octubre de 2015 al organizar el I Seminario sobre Educación Artística bajo el lema Educación, Artes y Ciudadanía. El objetivo de aquel encuentro fue el de realizar una primera aproximación a la educación artística desde las aportaciones que realiza la UNESCO (la Hoja de Ruta para la Educación Artística (Lisboa, 2006) y la Agenda de Seúl: objetivos para la educación artística (Seúl, 2010), para exponer la importancia de las artes en la educación y sus efectos en la conformación de una ciudadanía crítica y responsable. Se presentaron varias experiencias catalanas en comunidades educativas del ámbito formal y no formal y, como iniciativa de referencia en nuestro territorio, se presentó KUNARTE, Centro de Innovación Artística y Pequeña Infancia (Teatro Paraíso, Vitoria-Gasteiz). Este primer intercambio despertó curiosidad e interés por conocer más sobre lo que se estaba haciendo en este ámbito, como las metodologías, los modelos para la sistematización, las experiencias y los/las profesionales con quienes compartir enfoques. 

 

Encuentro de la Red GizARTE 

 

 

Un año después se planteó la creación de una red que aunara a agentes educativos y culturales que trabajan en la educación artística y, además, se propuso realizar un estudio sobre la situación de esta cuestión en el territorio. Así nació GizARTE, Red Vasca de Educación Artística para la Transformación Social, un espacio para la formación, el intercambio, la sensibilización e incidencia que desde el inicio de la pandemia de la COVID-19 ha sufrido la pérdida prácticamente total de apoyo financiero, salvo en acciones puntuales como la organización del Seminario Educación, Artes y Ciudadanía, que en el 2021 se dedicó a los derechos culturales en entornos digitales.

 

El estudio al que anteriormente se hacía referencia fue elaborado por Begoña Guzmán, entonces consultora independiente, y fue publicado en 2018 bajo el título Arte, educación y desarrollo. La educación artística en el ámbito socio-educativo vasco. Cabe destacar de este estudio las buenas prácticas que se describen e invitan a conocer qué se está realizando en el territorio vasco y las recomendaciones que servirían para generar líneas de trabajo en el seno de la red GizARTE.

 

Las conclusiones que se exponen en el estudio fueron elaboradas por la propia autora, pero también por los/las agentes de las enseñanzas artísticas, tanto en el ámbito formal como no formal, que conocen de primera mano los desafíos a los que se enfrentan en su quehacer diario.

 

Entre los retos se señala cómo el profesorado de enseñanzas artísticas en numerosas ocasiones siente que tiene que explicar y justificar el trabajo que realiza a sus propios/as compañeros/as al emplear otros lenguajes, o sus dificultades para mantener las asignaturas optativas, así como sus contratos. La precariedad laboral de profesionales que lideran proyectos educativos artísticos en el ámbito no formal, los/las obliga a compatibilizar estos proyectos con otra profesión que les genere ingresos más estables. Y esto nos lleva también a reconocer que se trata de un sector claramente feminizado.

 

El estudio reivindica el papel de la educación artística en la innovación educativa y refiere:

Si la creatividad y el diseño van de la mano de la innovación, así como el uso de diversos lenguajes, no pueden dejarse al margen a los profesionales de la educación artística, portadores de estos conocimientos y destrezas. En este sentido, los centros educativos que se planteen procesos de innovación educativa han de invitar a participar de manera activa al profesorado de enseñanzas artísticas (Guzmán, 2018).

También se identifican recomendaciones, como la necesaria articulación y colaboración entre la escuela, espacio tradicional de enseñanza del arte, y laeducación artística no formal, y la presencia de la figura del/de la mediador/a artístico/o cultural en estos procesos de aprendizaje.

 

Asimismo, señala que:

(…) en el ámbito de la educación formal la involucración de creadores/as y artistas en las enseñanzas artísticas se produce de manera anecdótica. Además, su presencia es puntual y no como parte de un proceso. En este sentido hay que centrar esfuerzos para que creadores/as y artistas sean figuras presentes en los centros educativos para que aporten metodologías novedosas y transmitan la complejidad de los procesos creativos (Guzmán, 2018).

A raíz de esta recomendación, desde UN Etxea se comenzó a impulsar el programa Educación y Artes en las Aulas con la presencia de agentes artísticos en las escuelas para desarrollar proyectos en horario lectivo con alumnado y profesorado.

 

Fotografía del programa Educación y Artes en las Aulas.

 

Otra de las recomendaciones que presenta el estudio hace referencia a la sistematización de metodologías y construcción de indicadores, dice así:

7.16.  Sería recomendable una sistematización de las metodologías, enfoques y actividades que se desarrollan en el ámbito de las enseñanzas artísticas en los centros educativos de infantil, primaria y secundaria. De igual manera se recomienda el diseño y construcción de indicadores, así como la recogida de resultados y efectos en el alumnado (Guzmán, 2018).

 


El estudio de Begoña Guzmán reivindica el papel de la educación artística en la innovación educativa


 

De esta manera, en 2020 se creó un grupo de trabajo interdisciplinar con el objetivo de desarrollar una herramienta que evaluara el impacto de proyectos de educación artística en las aulas de primaria. El grupo, coordinado por UN Etxea, contó con el apoyo económico de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y estuvo formado por tres profesionales de diferentes ámbitos: Oihane Gulín (graduada en Educación Primaria con mención en Educación Especial y docente de la escuela pública vasca), Regina Guerra (docente  en  la  Facultad  de  Educación  de  la  Universidad  del  País  Vasco y  miembro  de  la  comunidad  de  práctica  ARTikertuz e Irene Intxausti (socia y fundadora de Teklak, empresa especializada en comunicación cultural y desarrollo de públicos).

 

¿Por qué en primaria? Porque es la etapa más adecuada para desarrollar en el alumnado los conocimientos, las experiencias y los hábitos que configuran el área de educación artística. En el estadio de desarrollo cognitivo de estas edades es conveniente favorecer las situaciones de experimentación y manipulación, de manera que se adquieran nuevos esquemas y formas de relacionar los aprendizajes anteriores y no se limiten a una memorización mecánica y automática. Es el momento en el que los niños y niñas están construyendo su propia visión del mundo.

 

 

 

¿Cómo medir el impacto de la educación artística?

 

La guía Indicadores de evaluación de programas de educación artística y cultura para la transformación social. Educación Primaria tiene la finalidad de medir el impacto que un proyecto artístico desarrollado en un contexto de educación formal tiene sobre el alumnado, la comunidad educativa, el agente cultural implicado, el contexto y el agente impulsor del mismo. Está diseñada, fundamentalmente, para que sea utilizada por la organización responsable de la ejecución del proyecto (generalmente un agente cultural), pero no se descarta su uso por parte de otras estructuras implicadas como pudieran ser los centros educativos o instituciones financiadoras.

 

Tal como se ha comentado con anterioridad en el presente artículo, hay una firme creencia de que los procesos artísticos funcionan como motor para el desarrollo de la sociedad y que los proyectos colaborativos entre educación y cultura —en definitiva, la suma de los conocimientos de uno y otro ámbito— tienen una trascendencia más allá del aula, contribuyendo a la transformación social del contexto a ella vinculado. 

La guía contempla una lista de 5 objetivos, dentro de los cuales se desglosa una batería deindicadores y datos que los alimenten. La definición de los mencionados objetivos responde a los distintos retos que el equipo de trabajo de la guía entiende que pueden perseguir los programas y proyectos de educación artística desarrollados en el ámbito educativo. Son los siguientes:

 

> El 1r objetivo, contribuir a la adquisición de competencias del alumnado incide especialmente en la importancia que el alumnado adquiera competencias, tanto transversales como disciplinares, para poder alcanzar las finalidades educativas que señalan la dirección y dan sentido a todo el proceso educativo.

 

> El 2º objetivo, enriquecer el desarrollo de la comunidad educativa: hace referencia a la “comunidad educadora” que acoge e interrelaciona procesos educativos formales, no formales e informales con la mira puesta en la formación, promoción y desarrollo de todas las personas a lo largo de su vida, dando prioridad a la infancia y a la juventud. En este objetivo, los indicadores se centran en los roles del profesorado, la familia y el centro dentro del proyecto colaborativo.

 

> El 3r objetivo, sensibilizar al contexto sobre la importancia de las artes en la escuela como elemento clave para la consecución de una educación para la transformación social (EpTS): pretende poner los beneficios de la educación artística al alcance de todo el alumnado en todas las asignaturas. Se busca trabajar con personas y colectivos que analizan y reflexionan críticamente con voluntad de generar transformaciones, tanto personales como sociales, y que sus propuestas y formas de relacionarse incorporan los derechos, las responsabilidades, los cuidados, la diversidad y la colaboración. Dentro de este objetivo los indicadores se dirigen a los barrios (entendiéndolo como personas, agentes y colectivos no vinculadas al centro educativo directamente, pero sí al barrio en el que este se ubica), la ciudad y el sector cultural (local en este caso).

 

> El 4º objetivo, consolidar al agente cultural implicado en el proyecto: trata de plasmar el derecho de todas las personas a la educación, estableciendo, en concreto, sinergias entre las comunidades educativas de los centros docentes, las políticas municipales y las intervenciones de los agentes socioculturales. Gracias a ello, el agente cultural tendrá la posibilidad de consolidar dinámicas de trabajo a corto y largo plazo.

 

> El 5º objetivo, contribuir a la estabilidad financiera del agente impulsor del proyecto: uno de los objetivos de este proyecto es poder reflejar si, gracias a las acciones realizadas, el agente impulsor del proyecto consigue una respuesta positiva a retos como el afianzamiento de relaciones laborales con los agentes participantes del mismo, la apertura de nuevas líneas de trabajo, la obtención de más y mejores contratos tanto con el ámbito privado como con el público, la obtención de nuevas fuentes de financiación, etc.

 

 

 

Reflexiones en torno a la aplicación práctica de los indicadores para medir el impacto de la educación artística

 

Muchos de los proyectos de educación artística desarrollados en el ámbito escolar cuentan con recursos excesivamente limitados, algo que afecta a varias fases de su ejecución, entre ellas, la de la evaluación. Sus bases deberían estar definidas desde el momento en el que se diseña el proyecto, siendo incluida no solo como marco teórico, sino también como partida en los presupuestos y espacio en los cronogramas de trabajo. Sin embargo, la realidad está lejos de esta temprana planificación. Desde la guía que aquí se presenta se propone encarecidamente revisar, y esto pasa, fundamentalmente, por cambiar dinámicas internas en nuestras propias organizaciones, así como por poner en valor, ante los agentes financiadores, que evaluar es un trabajo que requiere —al igual que las acciones artísticas— de recursos humanos y económicos.

 

 


La fase de evaluación debería estar definida desde el momento en el que se diseña el proyecto de educación artística


 

 

La guía a la que en este texto se hace referencia presenta multitud de objetivos, indicadores y datos, demasiados para ser aplicados, en su totalidad, a la evaluación de un solo proyecto. La idea pues, es que sirva tan solo como punto de partida para que cada organización defina su marco teórico, es decir, realice una selección de objetivos, indicadores y datos, coherentes con la naturaleza de su propuesta y los recursos con los que se cuenta. Para facilitar este ejercicio, la propia herramienta marca una orientación sobre aquellas cuestiones que pueden resultar, en general, más o menos prioritarias. En este punto, cabe señalar que concretar qué aspectos del proyecto se evaluarán es algo que, además, puede favorecer las labores de documentación y comunicación. Por ejemplo, si uno de los retos más significativos fuera incidir positivamente a nivel emocional entre el profesorado, merecerá la pena no solo ver si efectivamente se consigue, sino documentar cómo se llega a ello (pudiendo gestionar adecuadamente los permisos pertinentes) para poder difundirlo interna y/o externamente.

 

Tras seleccionar el marco teórico, la propuesta es la de identificar aliados/as que no solo faciliten el trabajo de evaluación, sino que lo enriquezcan desde su mirada. Así, además de aquella/s figuras/s responsables por parte de la organización impulsora del proyecto, podrán ser cómplices, por ejemplo, profesores/as, mediadores/as y artistas, documentalistas o incluso el mismo alumnado. Se trata, en definitiva, de que pensemos con antelación quiénes nos pueden apoyar y cómo exactamente, y de que se lo hagamos saber en el momento justo, intentando no condicionar su participación en la iniciativa, pero permitiéndoles observar con especial sensibilidad aquellos aspectos que nos interesen.

 

Pero, más allá de la visión que los/as aliados/as puedan facilitarnos, presenciar en primera persona el desarrollo del proyecto será clave para que podamos realizar una evaluación consciente. No podremos (ni seguramente procederá) estar siempre presentes, por lo que, una vez más, planificar cuándo formaremos parte de las dinámicas y desde qué rol, facilitará no solo nuestro trabajo como evaluadores/as, sino el de los/as artistas y mediadores/as, al tiempo que posibilitaremos que profesorado y alumnado no sientan hostilidad en nuestra presencia.

 

La recogida de datos puede realizarse de muy distintas maneras; desde la escucha y observación directa, pasando por reuniones de valoración internas y externas, encuestas, conversaciones informales, etc. Seleccionar aquella opción más factible será de especial importancia para que el ejercicio de evaluación sea una fase asumible para la organización, y en este punto no debemos olvidar que resulta recomendable concretar, desde el inicio de la iniciativa, cuánto tiempo necesitaremos para ello, tanto propio como ajeno. Debemos tener en cuenta las exigentes cargas de trabajo a las que se enfrentan los centros educativos y los/las docentes y comunicar con claridad el tiempo que deberán invertir en el desarrollo del proceso creativo en el aula y en su evaluación.

 

Y, por último, la devolución: si hemos sido capaces de realizar un proyecto artístico en un centro educativo, que probablemente haya contado con la participación de multitud de personas desde diversos roles; si, además, hemos sido capaces de evaluar todo este recorrido y sabemos el impacto que ha generado, ¿cómo no cerrar el círculo y compartirlo con los distintos agentes implicados? En este sentido, realizar una devolución presencial garantizará que la otra parte recibe la información relativa al impacto del proyecto, y en este punto, no pudiendo probablemente atender a todos los agentes implicados, cabrá preguntarse cuál de ellos nos resulta más estratégico.

 

 


Una de las mayores dificultades a la hora de elaborar esta guía de indicadores ha sido la enorme diversidad de proyectos de educación artística existentes


 

 

Una de las mayores dificultades a la hora de elaborar esta guía de indicadores ha sido la enorme diversidad de proyectos de educación artística existentes y, por lo tanto, la diferencia en los tipos de impacto que estos generan. Así, decidimos partir de la premisa de que, más allá de las diferencias, el denominador común es que todo programa o proyecto, desde la iniciativa más puntual y humilde hasta la más consolidada e inmersiva, produce algo allá donde ocurre y todo programa o proyecto tiene potencial, si encuentra condiciones más favorables, de multiplicarlo. Y aquí es donde la evaluación toma un rol fundamental: solo si se evalúa con rigor podemos, no solo mejorar las iniciativas (porque la honestidad con nosotros/as mismos/as es esencial para nuestro propio crecimiento como profesionales), sino poner en valor su impacto actual y su posible potencial en el acompañamiento de la actividad en las aulas.

 

Invitamos a la comunidad educativa (profesorado, equipo directivo, etc.) y agentes artísticos que estén inmersos en programas de educación artística en las aulas a que tengan presente esta guía de indicadores, los pongan en práctica, testeen y compartan los resultados.

 

 

Referencias

 

> Atkinson, D. (2017). Art, Disobedience, and Ethics: The Adventure of Pedagogy. Springer.

> Barone, T., & Eisner, E. W. (2012). Arts based research. Sage.

> Guerra, R., Gulin, O. y Teklak (2020). Indicadores de evaluación de programas de educación artística y cultura para la transformación social. Educación Primaria. Cuadernos de Trabajo Nº 4. UNESCO Etxea. 

> Guzmán, B. (2018). Arte, educación y desarrollo. La educación artística en el ámbito socio-educativo vasco. Cuadernos de Trabajo Nº 3. UNESCO Etxea. 

> Hernández y Hernández, F., Aberasturi Apraiz, E., Sancho Gil, J.M. y Correa Gorospe, J.M. (eds.) (2020) ¿Cómo aprenden los docentes? Tránsitos entre cartografías, experiencias, corporeidades y afectos. Editorial Octaedro.

> Hoja de Ruta para la Educación Artística (2006). UNESCO. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CLT/CLT/pdf/Arts_Edu_RoadMap_es.pdf 

> La Agenda de Seúl: Objetivos para el desarrollo de la educación artística (2010). UNESCO. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CLT/CLT/pdf/Seoul_Agenda_ES.pdf

> Rojas, N. y Guzmán. B. (2021). Relatoría  VI Seminario Educación, Artes y Ciudadanía. Creación y acceso a la cultura en entornos digitales. UNESCO Etxea. https://www.unescoetxea.org/dokumentuak/VISeminario_Mintegia_Relatoria.pdf 

> Sánchez de Serdio Martín, A. (2017). El papel social del arte. En monográfico El arte nos hace humanas. Cuadernos de Pedagogía, Nº 484, 01 diciembre 2017, Editorial Wolters Kluwer.

> Sitio web de ARTikertuz

> Sitio web de UN Etxea

 

 

ndicadores de evaluación de programas de educación artística y cultura para la transformación social. Educación Primaria

 

DESCARGA

Esta publicación sirve como herramienta abierta, dinámica y eficaz en el proceso de evaluación de los proyectos de educación artística en las aulas de educación primaria. 

 

El texto consta de un marco teórico en el que sitúa la educación artística como concepto, la ubica en el contexto específico del territorio vasco a través de la visibilización de varias iniciativas y pone de relieve el papel que la evaluación juega en dichos proyectos.

 

El valor añadido que aporta esta publicación es la inclusión de una serie de objetivos a los que debe servir la educación artística y el desarrollo de una tabla de indicadores seleccionados para medir y evaluar cada uno de los  objetivos mencionados. 

 

 

 

UN ETXEA – Asociación del País Vasco para la UNESCO

 

UN ETXEA es una asociación sin ánimo de lucro creada en 1991 con el objetivo de promocionar en el ámbito vasco los principios y programas de la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

 

Su misión es generar actitudes individuales y colectivas que contribuyan a que la sociedad vasca asuma como propios los valores de los derechos humanos, haciéndonos partícipes del reto global del desarrollo sostenible de los pueblos.

 

 

Sobre las autoras

 

Begoña Guzmán, Responsable de Cultura para la Transformación Social de UN Etxea – Centro UNESCO del País Vasco,  Regina Guerra e Irene Intxaustiintegrantes del grupo interdisciplinar que desarrolló esta metodología y Estibaliz Aberasturi-Apraiz, profesora titular de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU)

 

 

 

 

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