Interacció23: jóvenes que crean, cuestionan y hacen cultura
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Interacció23: cultura con voz joven fueron unas jornadas organizadas por el Centro de Estudios y Recursos Culturales, en la colaboración con la Oficina del Plan Joven de la Diputación de Barcelona y comisariadas por La Sullivan. Tres días de charlas y debates para reivindicar el papel de los y las jóvenes como creadoras y programadoras en el sector cultural catalán. Nosotros asistimos al segundo día de las jornadas para contaros en esta crónica lo más destacado.
En Poliédrica, siempre hemos prestado especial atención a las actividades y proyectos que abren espacios de representación, participación, creación y gobernanza desde y para los y las jóvenes. En sintonía con este interés, en 2021 publicamos el artículo “Y si el problema fuera la palabra I y II” de Pep Montes, una reflexión crítica desde las políticas de juventud sobre como el sector cultural de Cataluña quiere acercarse a las nuevas generaciones. Más recientemente, hemos retomado esta cuestión en nuestro último número de Lecturas de archivo, que explora proyectos y actividades artísticas y culturales colaborativas que ponen en el centro a los y las jóvenes.
La relación entre cultura y juventud plantea múltiples cuestiones, derivas e interrogantes sobre las condiciones que posibilitan una verdadera representatividad, participación y corresponsabilidad en la vida cultural. Y, por extensión, esto abre un necesario debate sobre el papel y los espacios que se les reserva a los jóvenes para contribuir a la construcción de una democracia cultural saludable.
Sala Teatre del CCCB durante las jornadas «Interacció23: cultura amb veu jove» | Foto de Judit Contreras
A lo largo de los tres días de presentaciones y diálogos de Interacció23, se abordó cómo los jóvenes crean, cuestionan y hacen cultura. Se debatieron las limitaciones que enfrentan sus iniciativas artísticas y culturales desmantelando el tópico de la apatía y desinterés juvenil hacia lo cultural. Las jornadas fueron, en esencia, un espacio de encuentro entre jóvenes del sector cultural y agentes culturales públicos, donde los primeros expresaron sus necesidades y demandas y los segundos pudieron descubrir la riqueza y diversidad de estos actores emergentes en el territorio.
Jóvenes agentes culturales
Alrededor de la mesa redonda “Jóvenes agentes culturales” moderada por Maria Capell, programadora de Fira Tàrrega, se reunieron Anna Bohigas (Stalkers) y Mireia Gubianas (Projecte Virals), responsables de proyectos culturales independientes con jóvenes, junto con Amat Molero (La Paki) y Ruben Calvo (La Nau de la Cooltura), coordinadores de espacios culturales municipales para jóvenes en Cardedeu y Vilafranca del Penedès. Más allá de sus particularidades, todos los proyectos tienen un objetivo en común: empoderar a los jóvenes para que devengan agentes culturales.
Relatoría gráfica de Clara Tanit sobre la mesa de debate «Joves agents culturals» | Foto de Judit Contreras
La pregunta sobre si los jóvenes sienten interés por la cultura fue descartada rápidamente por las ponentes, quienes enfatizaron la necesidad de reconocer las prácticas culturales digitales que forman parte de su cotidianidad. Además, subrayaron las barreras de acceso a la cultura, que afectan de manera desigual tanto a ellos como al resto de la población. El debate giró en torno a una cuestión fundamental ¿cómo hacer que las jóvenes se sientan convocadas por las programaciones culturales municipales y además se involucren en proyectos creativos y de comisariado?
Según las ponentes, la clave está en abrir espacios para la participación autónoma y generar marcos de escucha. Esto implica desdibujar la frontera entre profesionales y jóvenes, ceder poder de decisión y, sobre todo, desprenderse de unas expectativas preconcebidas. Para que estas experiencias sean empoderadoras, es necesario centrarse en el proceso en lugar de en el resultado final. Los objetivos, en todo caso, deben consensuarse con las jóvenes y ser lo bastante flexibles para dejar espacio a la evolución y al cuestionarse.
La clave está en abrir espacios para la participación autónoma y generar marcos de escucha. Esto implica desdibujar la frontera entre profesionales y jóvenes, ceder poder de decisión y, sobre todo, desprenderse de unas expectativas preconcebidas.
A la hora de diseñar un proyecto, se destacó la importancia de contar con dos perfiles profesionales clave: el de la artista y el de la mediadora. En iniciativas que priorizan el proceso, el acompañamiento, la facilitación, los cuidados y la escucha son cruciales para acercarnos al potencial cohesionador de la cultura y alejarnos de la concepción del bien de consumo. Es a través de estos procesos que la cultura deviene un punto de encuentro, de vinculación, un espacio donde dialogar, relacionarse y compartir.
El público de «Interacció23: cultura amb veu jove» | Foto de Judit Contreras
Desde la perspectiva de proyectos vinculados a la administración, se insistió en la necesidad de trabajar de manera coordinada entre técnicos de juventud, cultura y educación. Amat Molero, señaló que para que las políticas de juventud en el ámbito de la cultura sean realmente transformadoras, estas se tienen que ubicar en el contexto y conectarse con el territorio, tienen que ser significativas para quién van dirigidas, ceder la voz cantante a los jóvenes e ir más allá de ellos, transformando por contacto.
Mireia Gubianas, por su parte, recordó que los derechos culturales está intrínsecamente ligados a otros derechos fundamentales. Como por ejemplo el de la movilidad, como evidencia la falta de conexión entre las periferias y los horarios de los acontecimientos culturales que monopolizan los centros de las capitales.
Experiencias de jóvenes que crean y programan
Además de las mesas de debate, la jornada también contó con la presentación de experiencias de jóvenes que crean y programan cultura. Al escenario subieron representantes de una variedad de proyectos creados o protagonizados por jóvenes en el campo de las artes vivas, como Guillem Jiménez de laSADCUM, Gemma Polo de Roba Estesa y José y sus Hermanas, Clara Faura de Konvent Cirk y Clara Aguilar. También tuvieron presencia proyectos artísticos nacidos de un compromiso con comunidades infrarepresentadas, como es el caso de Catàrsia (Mercedes Saya) y los colectivos asiaticodescendientes y Jokkoo (Maguette Dieng (Mbodj)) y las diásporas africanas.
El ámbito literario estuvo presente con L’Horiginal (Raquel Santanera) y Lectures en ruta (Clara Saperas), la música con el Festival Boca (Marushka Vidovic y Aileen Morrissey), el cine con La Crida Edison (Clara Guixé), las artes visuales con Jofre Oliveras y los videojuegos con FemDevs (Alba Molas). También participaron otros espacios culturales y artísticos interdisciplinarios como A cobert (Nerea Campo) y La Clota (Arnau Muscah).
De izquierda a derechas: Dj Trapella, Gemma Polo, Clara Aguilar, Nerea Campo, Guillem Jiménez, Jofre Oliveras y Alba Mola, participantes de «Experiències joves que creen» | Foto de Judit Contreras
Más allá de la presentación de todos los proyectos invitados, este espacio se planteó como una plataforma para hacer oír demandas y compartir necesidades con profesionales y representantes de las administraciones presentes. Las reclamaciones, compartidas por muchos, giraban en torno al deseo de que los proyectos sean soberanos, pero no totalmente autónomos, facilitando un mejor acceso a los recursos de las administraciones. Entre las propuestas: simplificar los procesos de solicitud de subvenciones, establecer ciclos de financiación bianuales para poder cubrir mejor los gastos y adelantar las fechas de pago.
Las reclamaciones, compartidas por muchos, giraban en torno al deseo de que los proyectos sean soberanos, pero no totalmente autónomos, facilitando un mejor acceso a los recursos de las administraciones
Konvent Cirk hizo hincapié en la necesidad de agilizar los procesos con la administración y construir una relación basada en la confianza. Una confianza que, para muchos de los proyectos, tiene que ver con la voluntad de la administración de hacer de puente y conectarlos con el territorio, como por ejemplo, con las vecinas y otros colectivos y entidades con quienes se convive, pero a menudo no se entra en contacto.
Una de las presentaciones más incisivas fue la de A cobert, quién comenzó su intervención cuestionando ¿“qué jóvenes y de qué cultura hablamos” cuando se plantea una cultura con voz joven?. Nerea Campo, su directora, continuó encomendando a la administración a seguir una serie de recomendaciones a la hora de programar para públicos jóvenes. Entre ellas, formarse o asesorarse y poner en marcha procesos participativos con jóvenes que funcionen como consultorías rotativas para no cerrar el circuito.
Prácticas ejemplares de grandes equipamientos: CCCB, Tate Modern y 104 Paris
Según un estudio citado por Susana Arias, del departamento de mediación del CCCB, jóvenes y adultos habitan las instituciones culturales de modos distintos. Mientras los últimos entran, miran y se van, las expectativas de los jóvenes en entornos culturales tienen que ver con poder ser, disfrutar e intercambiar. A partir de esta premisa, surge la pregunta, ¿cómo deben las instituciones culturales abrirse al público joven? y ¿qué estrategias específicas deben implementar para diseñar los programas culturales dirigidos a este público?
Para responder estas preguntas se reunieron Susana Arias del CCCB, Sonia Khiter del 104 Paris y Rachel Noël del Tate Modern para compartir sus experiencias en tres equipamientos culturales europeos de referencia.
Peticiones salidas de las jornadas «Interacció23: cultura amb veu jove»: «Més espais de trobada més relaxats» | Foto de Judit Contreras
Para Rachel Noël, el factor decisivo que anima a una persona joven a entrar en un equipamiento cultural un jueves cualquiera es la sensación de pertenencia, la noción de formar parte de la comunidad del centro. Para lograr esto, el Tate Modern lleva más de 40 años impulsando el Tate Collective Producers, un grupo de jóvenes que se reúnen regularmente con artistas y profesionales del centro de arte para comisariar talleres, acontecimientos y exhibiciones como parte de la programación de la galería. Esta extensa trayectoria ha sido documentada en su publicación, Circuit – Test, risk, change (2019), disponible en línea.
A modo de resumen, Noël compartió cuatro consejos a tener en cuenta en el proceso de abrir las puertas de las instituciones culturales a los jóvenes.
> Definir la motivación detrás de la voluntad de trabajar con jóvenes.
> Escuchar. Especialmente antes de compartir con los jóvenes qué se puede hacer y qué no dentro de los límites de la institución. El objetivo es no poner límites a sus propuestas y romper con algunos ya asimilados por la institución.
> Garantizar una autonomía real, asegurando que los jóvenes sean mayoría en las ratios de participación.
> Distinguir entre participación y consultoría y, en este último caso, reconocer y remunerar las contribuciones.
Mural participatiu al hall de la Sala Teatre del CCCB «On són els joves?» | Judit Contreras
Si el Tate abre las puertas de la institución a través del programa Tate Collective Producer, el centro 104 Paris lo hace a través de sus espacios. En la institución parisina, las propuestas de artistas consagrados conviven con otras que, a pesar de no haber sido programadas, son acogidas por el centro. Esta convivencia se articula a través de espacios abiertos (vestíbulos) de acceso libre para el ensayo y la exhibición de artes vivas. Así, los espacios devienen territorios de expresión artística y cultural compartida, transformando plazas urbanas en escenarios dramáticos. Según Khiter, es precisamente gracias a esta práctica que el 104 Paris permite que la institución sea afectada por lo que ocurre a su alrededor, transformando la institución en un organismo vivo, permeable y conectado con su entorno.
Permitir que la institución sea afectada por todo aquello que pasa a su alrededor
Según Arias, esta idea de dejarse afectar y ser permeable implica necesariamente desplazar, dejarse atravesar, ceder poder de decisión y arrinconar expectativas por parte de aquellos que deciden y organizan la cultura y las artes. «Cuando abres las puertas entran cosas que esperabas y te imaginabas y muchas otras que no formaban parte de tus planes», reflexionó la experta en relación con la experiencia del CCCB programado con jóvenes. «Los jóvenes vienen con sus deseos, también su rabia e ira, con su visión crítica de la sociedad y, como cualquier persona, con sus incoherencias. Si a los jóvenes se los deja espacio para programar, es de esperar que des/programen y re/programen». Y en opinión de Arias, siempre se tiene que estar abierto a que esto pase.
Consulta el programa completo y las relatorías de Interacció |
Interacció23: cultura amb veu jove Las jornadas Interacción del 2023, repartidas en tres días de charlas y debates, trataron sobre como los jóvenes crean, cuestionan y hacen cultura. Con la intención de refutar la letanía que acusa los jóvenes de una carencia de interés cultural, las jornadas sirvieron de altavoz de muchas iniciativas artísticas y culturales creadas o programadas por agentes jóvenes del territorio. Más allá de un escaparate donde reivindicar proyectos, las jornadas sirvieron como punto de encuentro entre agentes culturales públicos y jóvenes para compartir y poner en común necesidades y demandas, también para denunciar prácticas habituales al sector cultural como lo youngwashing y, en definitiva, para atender qué significa e implica la cultura con voz joven. |
Jornadas Interacció
Cada dos años el Centro de Estudios y Recursos Culturales (CERC) de la Diputación de Barcelona organiza «Interacción», unas jornadas que se han convertido en el punto de encuentro entre los responsables y profesionales de la cultura, siendo un referente de debate y aportación de ideas en este ámbito. Las jornadas que se celebran desde 1984, pero de manera continuada desde 1994, han destacado por su habilidad para plantear cuestiones significativas del momento. Entre las diversas temáticas que han tratado a lo largo de los años destacamos “Democracia cultural y transformación social” (2010), “Las políticas públicas y la cultura” (1996) y “Repensando las políticas culturales locales” (2015). |
#ArchivoVivoPoliédrica: Más jornadas sobre jóvenes que crean y programan
Las imágenes y la información proceden de las webs y canales de comunicación de los proyectos, espacios y acontecimientos difundidos.